"Cada corte tenés que sentirlo con el corazón", esa frase  marco mi camino.

No hay una regla, yo siento que es una expresión donde podés volcar tus vivencias, y ahí entra un poco mi vida: Hijo de papá carnicero y mamá comerciante en un almacén de barrio. Me crié ahí, en Lanús, atrás de un mostrador. Un barrio donde jugábamos en la vereda, y mi abuelo me llevaba todos los días a caballito al Club desde que era chico.

Compartí tardes al cuidado de mi tío abuelo Negro junto a mi hermana. Que siempre con sus historias lograba mantenernos atrapados por unos minutos, y que ya de más grande lograba emocionarme al escuchar el sonido de con su acordeón. En ese momento me acuerdo que veía sus ojos al borde del llanto, y no comprendía bien por qué.
Él me explicó cómo se hermanaba con su instrumento. Lo que sentía. Y hace un tiempo que logro entender cuando algo se transforma en pasión. Esa sensación inexplicable de sentir que se te cierra la garganta de la emoción. Ese sentir que estás por el camino correcto…
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